Otoño: la mejor estación del año

Este año en España ha tardado un mes en llegar el otoño. Cada día que pasaba me desesperaba más porque no veía un ápice de cambio en el tiempo. Sin embargo, a mediados de la semana del 17 de octubre, comenzó a aparecer esos pequeños síntomas que denotaban un cambio de temperatura y de clima en poco tiempo, y así fue. A la semana siguiente, anunciaban las página web y los meteorólogos un drástico cambio en el tiempo, comenzaban a bajar las temperaturas, el cielo se nublaba y dejaba caer unas cuantas gotas de lluvia.

La safisfacción por sentir el viento fresco, el olor a lluvia y la necesidad de ponerse una cazadora provocó que mi ánimo mejorara notablemente.

Para mí, es la estación más bonita del año. Quizás sea fruto de la corriente romanticista de la 1º mitad de siglo XIX que admiro y deseo y que tanto me hubiera gustado vivir, o mirándolo desde un punto de vista más empírico sea porque las hojas marrones caídas en el suelo mojado provocado por la lluvia junto al ligero viento y el cielo encapotado, dan ese ambiente melancólico y nostálgico que tanto adoro.

En este caso, tengo además la suerte de pertencer a un municipio al sur de Madrid llamado Aranjuez donde todos esos caracteres se cumplen. El palacio Real, erigido por orden de Felipe II, y los inmensos jardines construidos en los siglos XVIII y XIX son unas grandes obras que han permitido que este municipio sea paisaje cultural y patrimonio de la humanidad. Tanto el palacio como los jardines son una maravilla, pero para mí tienen su máximo explendor en otoño, pues el aspecto romántico que lo encubre es una maravilla. Si se tiene pareja, ésta es la mejor época para ir. Yo cuando tenga tiempo espero volver a llevar a mi novia allí. Aunque también recomiendo ir en primavera.

Volviendo a lo principal, el otoño desgraciadamente dura menos que antes, al igual que la primavera. En estos últimos años se pasa de un extremo a otro con más rapidez. Por eso estoy disfrutando al máximo el tiempo estos días, y lo seguiré haciendo hasta que termine y llegue el invierno.

Finalmente, como anécdota, mientras escribo esta nueva entrada delante de la ventana de mi habitación, está lloviendo con un intensidad moderada. ¡¡Cómo me gusta el otoño!!